5.6.14

Pre - Réquiem



"Desperté con un preservativo en el ano". Realmente no dijo preservativo ni dijo ano. A veces la palabra "lumpen" es demasiado elegante.

Me da ternura cuando alguien sentencia: “Yo era grueso vos”. Y pienso en él muriendo en una cama del hospital más triste del mundo.

Sus subidas y bajadas por la vida fueron perpendiculares a lo aburrido que resulta vivir en esta ciudad. Daba verdaderos saltos al vacío.

Ni poses ni pretensiones. Vivía el día como debía y la noche como se le daba la gana. Así hasta que estalló en el más grande de los vacíos.

Vendía muebles y había semanas que ganaba quince mil quetzales solo de comisiones. Perdió ese trabajo por robar Q50 de la caja registradora.

Su “problema” era ese. Sus vicios y su poca voluntad de superarlos, diría cualquiera de nosotros desde nuestra butaca cómoda y aburrida.

Después de todo, ese entramado de normas de convivencia social son para que nos sentemos a ver pasar la vida mientras llegamos a viejos.

 “Yo era grueso vos…” Nunca escuché que dijera algo como eso. Se limitaba a contar sus historias mientras se carcajeaba como un dios pagano.

La última vez que lo vi trabajaba en una venta de artículos deportivos. Me vendió una pantaloneta con la que a veces corro por las mañanas.

Me habló de las características de la pantaloneta como si fuera un bloguero especializado en temas de ejercicios.

En una venta por teléfono hubiera imaginado a un tipo con pectorales como los de un instructor de gimnasio. Esos de sonrisa perfecta.

Pero no. Él tiene sida, un pulmón y el hígado colapsado. Aún tiene una semana de vida, dijeron los médicos. Pidió ir a casa.

Nació, creció y vivió en una cantina propiedad de su madre. Creció, vivió y morirá yendo del centro a las periferias de una ciudad indolente.

Además de las caídas perpendiculares, de las drogas más innombrables, la violencia era tan parte de él como sus carcajadas delirantes.

Si me preguntaran de qué se trata vivir intensamente, contaría la historia del preservativo. Lo demás es un  “emocionante” parque de diversiones.

Algunos ni siquiera llegamos a eso. Supongo que también somos de los que damos ternura. Bueno, también otras cosas, pero dejémoslo en eso.

Sé que no morirá en paz. Eso sería traición y la vida es demasiado fiel. Por suerte, la muerte siempre es y será el mejor de los alivios.

Ojalá llegue pronto.

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