27.2.14

Llaman a un José. No es él. El José al que llaman está tranquilo, no se lo nota ansioso y está un poco ajeno al ambiente de la sala de espera. José lo ve porque se llama como él. Varios minutos después el José que sale es otro. Está nervioso, le tiemblan las manos y busca una silla para sentarse. Su rostro ha cambiado por completo... José se imagina lo que le dijeron mientras espera su turno para ser examinado en el hospital. Le detectaron un tumor en la tiroides. Aún no sabe los resultados definitivos. Y aquí sí, los caminos son únicamente dos. Por ahora… bueno, por ahora me describe esa postal. Sigue esperando su turno.

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