21.1.11

BOCANADA

El viejo estaba sentado en el portal de un comercio cerrado. Es difícil saber si permanentemente o no a las nueve de la noche en estas oscuras calles de la zona uno. No hace falta describirlo más que con generalidades. Viejo, medio calvo, sucio. Gris. Pasó otro señor. Unos cincuenta años, con una playera blanca y una pantaloneta de futbolista. Así, visto de perfil parece un lazo envejeciendo con un nudo justo en la mitad. Le dejó al otro viejo una cajetilla de cigarros sellada. Supongo que la compró junto con los huevos y la lata de frijoles que lleva en una pequeña bolsa. También lleva un doble litro de gaseosa y las llaves colgando del pecho. El viejo destapa lentamente la cajetilla de cigarros, saca uno, lo huele. Recuerdo vagamente fragmentos de un libro del escritor judío Victor Frankl. Prisioneros intercambiando sus cupones por cigarros cuando podían hacerlo por raciones de sopa. Así sabía, dice el escritor, quién había perdido ya las ganas de vivir. A mi me parece que a este viejo, el cigarro se las devuelve.

3 comentarios:

Fabrizio Rivera dijo...

Capo!

Ni que decir... a mi tus post, me devuelven las ganas de volver a escribir, o a lo mejor de tan solo seguir leyendo. (lineas bomerang las tuyas, regresan al terminar de leerlas, la lees y la tenes que releer para sobre ponerlas: No hace falta describirlo más que con generalidades. Viejo, medio calvo, sucio. Gris) Va! que Capo di tutti i capi!


Gracias por tus lineas regaladas a nostros tus adictos lectores.

Anónimo dijo...

Bocanada. Si alguien me pregunta le diré que así se llama el Blog que más leo. Para despistar un poco y otro poco en honor a la (mi) realidad.

Engler dijo...

Ni qué decir! Gracias nada más...

Un abrazo fuerte Fabrizio...

Publicar un comentario