1.6.09

RUIDOS

Estoy sentado frente a un ventanal de marcos de metal pintado de verde, detrás de los vidrios se divisan edificios grises, de concreto, (mezcla de cemento y agua que seguramente han engordado las cuentas de unos tales Novella) tristes además, fijos casi muertos, exhaustos de tanto esperar nada, desesperados, deprimidos. Y más al fondo una enorme cúpula color celeste con detalles grises, señal inequívoca de la salvación eterna, frente a la cúpula se encuentra la plaza central y más allá, el impecable cielo azul o celeste, azul cielo dicen los libros de civismo. Pero, cómo definir el color de algo a lo que hemos llamado así y que realmente no existe? Mi hermano lo escribió así “lástima que el cielo azul, no sea azul… ni sea cielo…”.

Pero aquí estoy escuchando el ruido ensordecedor de algún motor. Voces, teléfonos sonando, y más voces algunas audibles otras como un eco, confundiéndose todas, diciendo nada. Me pregunto si todo lo que hablamos significa algo o sirve para algo o mejor aún si nos sirve para algo. O talvez el silencio del tiempo nos hace hablar diálogos que pacientemente ha escrito para que el aire sea más pesado y tengamos ganas de morirnos.

El espeso mundo es así: voces, bocinazos, motores, fricciones.

Dicen que el mundo se originó de un gran choque que seguro causó un gran ruido ensordecedor que aún se escucha ahora que se destruye o mejor dicho que lo destruimos y mientras más lejano está más pesado resulta.

Y pasos de mujer que en este lugar pienso que serán tuyos. Estás al otro extremo de este corredor y no me decido ir a buscarte. Sigue la bulla, sigue mi indecisión. Sigo viendo el ventanal.

1 comentarios:

Tres por cuatro dijo...

Parece, si se lee detenidamente el primer renglon de Génesis, que en el principio todo era agua.
Luego, después de que las aguas se separasen, arriba y abajo, el agua envuelve todo lo que alcanzamos a ver cuando miramos al cielo.

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