ESTOS DIAS

La veía muy pocas veces. A veces pasaba todo un año y no sabía de ella. Cuando llegaba me llevaba a campero. Pedía una hamburguesa y me la comía en completo silencio. A cierta edad las cosas siempre parecen más grandes de lo que en realidad son. Esas hamburguesas las recuerdo así. Ella se quejaba y pedía explicaciones por mi mutismo selectivo. También era enorme. Trataba de llenarlo preguntándome las cosas mas obvias. Yo le contestaba con monosílabos y frases cortas. Alguna vez me compró con la hamburguesa un juego de dominó que intenté guardar con mucho cuidado. Pero al cabo de los días, ya estaba como yo. Incompleto. O tal vez solo perdido y extraviado en un paisaje extremadamente azul. Como la tarde cuando fue a dejarme a ese lugar. Ya habían pasado las primeras heladas de la temporada. La grama y casi toda vegetación empezaba a pasar del verde al amarillo para finalmente terminar en tonos cafés. Con tantas veces que lo vi terminé memorizándolo. Tal vez equivoque la comparación pero ese paisaje siempre me ha parecido un cuadro de Van Gogh. Me llevaba en brazos y me dejó en los de otra señora. A cierta edad todas las personas son señores y señoras. No recuerdo el momento cuando me quedé dormido pero sí recuerdo lo que sentí al despertar. Nada ni nadie me era familiar. Estoy seguro y en esto sí no me equivoco, que fue en ese momento en el que entendí lo que significa la soledad. Hace más de un año que no la veo. Las hamburguesas de campero hace mucho que dejaron de ser grandes y novedosas. Y yo sigo extraviado en estos días azules sin encontrar mis fichas-argumento que logren hacer que abandone este mi mutismo.