6.5.10

Cuando se quedaba sin dinero y ya estaba con sus tragos, solía recurrir a la actuación. El papel era sencillo eficaz y eficiente. Siempre obtenía el dinero que buscaba para seguir bebiendo. A veces también lo hacia cuando se hartaba de trabajar y simplemente quería tomar. Fue por todos lados engañando miles de veces a sus amigos, a sus empleadores, a su familia. Siempre había alguien que no lo conocía y que caía atrapado por las lágrimas de su teatro.
Hubo uno que quiso matarlo. La única vez que usó un argumento diferente a los acostumbrados. El que quería matarlo entonces estaba detenido y era su mejor amigo. El cuento de esa ocasión era la historia de una violación en la cárcel y la locura producto de tal acto ficticio. Entonces necesitaba dinero para sacarlo e internarlo en un hospital de enfermos mentales. Cuando quedó libre lo buscó para saldar cuentas pero el actor de ocasión se había esfumado del pequeño pueblo.
Fue en ese tiempo que formó su familia y por una larga temporada nadie dio razón de él. Pero siempre se hablada de su fama y de la forma en la que terminaba timando a las personas a su alrededor. Se le recordaba entre bromas los que mejor se lo tomaron y de cólera de parte de algunos familiares desaprobándolo totalmente. Entendible dado que muchos de ellos fueron los protagonistas y causantes de sus llantos fingidos y sus penas monetarias.
Ayer lo vimos. Sentado en un banco del parque. Parecía tener consigo una pena infinita, una tristeza y una soledad descomunal. Cuando lo saludamos empezamos a burlarnos suponiendo que dado su estado físico lo más probable era que padeciera alguna enfermedad venérea incurable. No decía nada, algo invisible parecía que le hacia tragarse sus intentos de hablar. Nosotros en cambio seguimos burlándonos y riéndonos a carcajadas de él.
Entonces habló. Y lo que dijo me pareció la repetición de una película en esos ciclos televisivos que llaman "de permanencia voluntaria" Evidentemente yo no tenia ganas de seguir con la función. Pero el comentario fue una oportunidad para seguir burlándonos y recordándole que esa película ya la conocíamos, trataba de convencernos y nosotros insultándolo. Es el colmo pensaba.
Hasta que finalmente extendió un papel que llevaba entre los pantalones. Una hoja de periódico de ese diario donde la portada siempre es de alguien llorando por la muerte de algún pariente, lejano o cercano. O simplemente el vecino victima del día. En la que nos enseñó, era la foto de un señor y un niño no mayor de 12 años entre los brazos. El niño había sido arrastrado por una corriente de aguas negras. "El Cebollas" lloraba a su hijo muerto.
La portada de un diario que por desidia o porque cada vez me conmueven menos, no había visto hasta esas horas casi nocturnas. Nos alejamos después de preguntarle por el entierro y esas cuestiones. Le creí. Esta vez, no nos pidió dinero.
"Finalmente se le hizo al Cebollas" pensó en voz alta mi acompañante. Yo también en voz baja. El Cebollas lloraba, ya no como en la portada sino más bien sumido en el desconsuelo y el abandono. Supongo que también en la culpa.

2 comentarios:

Fabrizio Rivera dijo...

Uff... que bien narrada la historia del Cebollas, me provoco una profunda tristeza. Creo el cebollas es ademas del actor principal también su principal victima.

Bueno, bueno el post, carajo!

Engler dijo...

Talvez Fabrizio, todos somos nuestros victimarios, al final después de todo... la ley de la vida que le llaman...

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