11.1.10

Los arbustos en mitad de esta avenida se mecen cuales borrachos trasnochados, tropiezo con una calle de pensiones baratas. Placeres y necesidades fundiéndose en unos pocos billetes. Perfomance, desnudez. Se trasluce la luz. Una mujer habla en una cabina telefónica y cierta sonrisa mas o menos auténtica se le dibuja en el rostro. Cuelga y retoma su lugar a la espera del siguiente acto.
El viento sopla. Bolsas plásticas y basura se arremolinan como en aquella escena de Sam Mendes.
Desde el portal de una puerta en un segundo nivel, una chica me mira pasar. Tirita de frío, tiene los brazos cruzados como si se abrazara a ella misma. Una pequeñísima falda negra y otra pieza de igual tamaño la cubren. En una de las manos tiene un jugo o desde donde la miro eso parece. Bebe, sin prisa. Pareciera no tener ganas de entrar a la puerta a sus espaldas. Nadie la ve. Desde esa altura parece dios. Yo también tengo frío.

2 comentarios:

Angel Elías dijo...

es un frio conocido, un tanto cotidiano, común... pero frio al fin....

Engler dijo...

demasiado comun... y demasiado frio a veces...

Saludos Angel!

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