17.6.09

POSTAL

Uno de mis hermanos me ha contado que los dias que pasó con mi padre son los más felices de su vida, los más alegres. Que desde entonces no ha vuelto ser feliz. Mi padre en cambio, según cuenta mi otro hermano, el mayor, llegaba regularmente a casa borracho a pegarle a mi mamá, y cuando estaba sobrio, (o no alcoholizado) les pegaba a ellos. Y por supuesto, otra vez a mi madre. El recuerdo alegre de mi hermano contrastada con su melancólica tristeza, cada vez o rara vez que lo veo me sobresalta. Sus recuerdos hermosos son de momentos de mi padre en los que actuaba de manera muy volcánica. Y mi hermano mayor que despues de confesarme que de todos modos a estas alturas de la vida mi padre ya no estaría vivo, lo hace llorar. Piensa que no es normal que un niño de diez años quiera ver a su padre muerto. Y menos planearlo y llenar su cabecita de ideas homicidas. Veo la foto de todos ellos en una postal amarillenta, siento pena por mi madre y su mirada sumisa y cansada, por la expresion dura y hermética de mi padre. Y bueno, mis hermanos tienen recuerdos. Yo una postal.

2 comentarios:

Angel Elías dijo...

Las historias en este paos se repeiten en las familias tambien. muy profundo tu relato...
muy demostrativo, a la larga los recuerdos son lo unico que nos queda a veces ya ni eso.
un abrazo... buena nota por encontrarte por estos lares

Engler dijo...

Asi es, buena nota tu comentario... nos seguimos viendo por estos retablos... Un abrazo

Saludos

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